diumenge, 16 de maig del 2010

A veces te mataría, y otras en cambio te quiero comer



Lo comentaba yo hace poco con mi amiga Laura. Esa amiga que tanto quiero, pues la misma que viste y calza. Y los dos estábamos de acuerdo. Hay personas que pasan en tu vida, y no dejan huella. Pasan de largo sin que alces siquiera la mirada. Otras personas, sin saber porque, entran en tu vida. Joder si entran. Y te tocan eso que dicen "la fibra". Y lo que no es la fibra, claro.
De hecho, ambos coincidiamos en que hasta que llega esa persona, piensas que no eres capaz de sentir. Que nunca llegará nadie que te haga sentir. Pero llega. Ya lo creo que llega. Y cuando lo hace, ya no hay vuelta atrás. Y da exactamente igual si no es el momento, o sino sale bien. Esa persona siempre será la persona que te hizo sentir.
Laura me dijo: "a veces, cuando dicha persona llega, quizá no sea el momento. Quizá no sea posible estar con esa persona. Pero tarde o temprano lo será"

Por eso, lo afirmo: yo soy de los que piensa que si quieres realmente a esa persona, da igual que en este preciso instante no puedas estar con ella. Da igual. Al final, lo estarás. Y ¿porqué?. Pues porque esa persona es la persona que te hizo sentir. Y no se pueden negar los [mis] sentimientos.

Y si Laura opina lo mismo, va a misa.

No importa que haya veces en que te mataría, al final siempre acabo queriendote comer...
Un día, de repente suena el teléfono para darte una mala noticia. Y piensas, no puede ser. Pero te coges un tren, sin más demora, y te vas hacia allá. Armas el numerito en el tren. Y llegas allí, a enfrentarte con la vida. Una vida que a veces te da alegrías, y otras te da penas. Y, ¿qué haces si te da penas? Pues que vas a hacer, seguir adelante. Porque la vida es bonita, y hay que vivirla.


Has sigut la meua segona mare. Sempre t'estimaré, iaia.